
La allamanda, llamado comúnmente ‘Jazmín de Cuba’, es una planta trepadora y arbustiva de origen tropical, con una vegetación robusta y una floración decorativa. Sus grandes flores en forma de trompeta seducen desde finales de primavera hasta principios de otoño.
Originaria de la Sudamérica tropical, la allamanda o jazmín de Cuba se cultiva en interior en climas fríos con la posibilidad de exponerlo al exterior en verano.
No puede soportar la temperaturas por debajo de 10°C, y tiene una necesidad significativa de humedad atmosférica. Tiene una vegetación vigorosa, con follaje persistente de un hermoso verde brillante, necesita una espaldera (tutores) para fijarla y luego poder dar rienda suelta a su fuerte crecimiento, que puede ser de hasta 1 m por año.
Las hojas son lanceoladas y de hasta 20 cm de longitud. Las flores tienen una corola en forma de embudo de color amarillo brillante a violeta púrpura dependiendo de las variedades. El tubo floral mide entre 2 y 5 cm. Las flores raramente son seguidas por frutos. Estos son cápsulas espinosas.
El Jazmín de Cuba no es una planta de interior típica, es una planta tropical que tiene una importante necesidad de calor y humedad para prosperar durante los veranos.
Idealmente, tenerla a una temperatura de 16°C en invierno le permite una floración óptima en verano.
Es una planta trepadora que cae sobre sí misma si no le colocamos una espaldera porque sus tallos y hojas son pesados. El Jazmín de Cuba puede ser cultivado también como un pequeño arbusto, cortándolo para mantenerlo compacto, pero si buscas algo pequeño, hay una variedad enana que puede ser más indicada.