Si se trata de un sem-imito, es porque hay orquídeas (de hecho, muchas orquídeas) que necesitan temperaturas nocturnas realmente frescas: piensa en las orquídeas resistentes de los bosques canadienses, por ejemplo, como las orquídeas sandalia o zapatilla (Cypripedium spp.), que sufren heladas en invierno, o en los dendrobios, varias de cuyas especies (Dendrobium nobile, entre otras) necesitan realmente noches frías para desarrollarse.
¿Las orquídeas necesitan noches frescas para florecer?
Sin embargo, el 99% de las orquídeas que se venden hoy en día son phalaenopsis u orquídeas mariposa (Phalaenopsis cvs) y su necesidad de temperaturas nocturnas claramente frescas es… discutible.
Ya no es lo que era…
La recomendación oficial que recibí cuando empecé a cultivar orquídeas phalaenopsis en los años 80 fue que necesitaban días de 21-27°C y noches de 13-18°C, a partir del otoño, para empezar a florecer (las bajadas de temperatura nocturnas en primavera y verano siempre se han considerado menos vitales para la floración).
La primera parte fue bastante sencilla. 21-27 °C: es una temperatura interior bastante normal. ¿Pero 13-18 °C por la noche? ¡Santo cielo! En aquella época, cultivaba en un piso sin control de la temperatura. Podía elegir entre «caliente» y «muy caliente». No pude darles noches tan frescas como las recomendadas. Así que me limité a darles los mejores cuidados que pude dadas las circunstancias y a esperar lo mejor. ¿Y sabes qué? ¡Florecieron!
Esto se debe, en parte, a que, para empezar, no eran necesarios unos márgenes de temperatura tan estrictos. (¡Los primeros amantes de las orquídeas probablemente se excedieron en sus consejos!), pero también porque las phalaenopsis se han adaptado, con el tiempo, a las «condiciones normales de un hogar moderno«.
Algunas phalaenopsis silvestres, tomadas directamente de la naturaleza, pueden tener en efecto preferencias muy claras por las bajas temperaturas nocturnas. No todas las especies, pero sí algunas. Sin embargo, a medida que las variedades híbridas empezaron a sustituir a las especies en el mercado, esto fue cada vez menos cierto.
En la hibridación, se cruzan dos variedades o especies y se siembran las semillas resultantes. De las plantas que se desarrollan, se eligen las mejores y se realizan nuevos cruces. Evidentemente, el hibridador busca varios atractivos: flores más grandes, nuevos colores, etc., pero también una mayor facilidad de cultivo.
Así, los mejores híbridos de floración se conservaron y se utilizaron para la hibridación posterior. Los que no florecieron tan bien fueron eliminados rápidamente de los programas. Y así, poco a poco, las phalaenopsis «más fáciles de cultivar» empezaron a hacerse con el mercado.
Y uno de los factores que facilitó el cultivo de estas orquídeas fue una mejor adaptación a las temperaturas más bien estables de la vida moderna.
De hecho, esta «aclimatación por selección» es habitual en las plantas cultivadas. Al elegir los sujetos más adaptables, incluso de una planta «difícil», y utilizar luego estas plantas más flexibles para futuros cruces, de generación en generación, las plantas originalmente silvestres se han convertido en plantas domesticadas altamente adaptables: las hortalizas, los frutales y los cereales que cultivamos. Y lo mismo ocurre con las orquídeas.
Incluso en la década de 1980, la distribución de phalaenopsis de mejor rendimiento ya estaba en marcha, ya que los primeros híbridos de phalaenopsis se remontan a 1875: ya habían pasado 100 años para encontrar phalaenopsis mejor aclimatadas a las condiciones de la casa. De ahí mi éxito con las phalaenopsis híbridas a pesar de la falta de control de la temperatura.
Esto es aún más cierto hoy, 40 años después. De hecho, hoy en día es difícil encontrar una phalaenopsis híbrida que realmente necesite una temperatura nocturna de 13ºC para florecer.
Pero una pequeña baja de temperatura aún es útil…
Dicho esto, un pequeño descenso de la temperatura por la noche sigue siendo beneficioso. Cuando hace más frío por la noche que durante el día, ayuda a la phalaenopsis a almacenar más energía para la próxima floración. Pero es poco probable que necesiten un descenso significativo. Incluso unos pequeños 2 ó 3 °C menos que la temperatura diurna (sea cual sea) suelen ser suficientes hoy en día y, además, suelen ser fáciles de proporcionar.
¿Por qué? En primer lugar, durante el día, la luz del sol que incide sobre las hojas las calienta, y luego, cuando llega la tarde y el sol se ha ido, se vuelven a enfriar. ¡Y esto ocurre de forma natural si la planta está cerca de una ventana!
Además, cuando las noches son frías en el exterior en otoño e invierno, el aire se enfría justo en el interior de la ventana, por lo que las plantas en el alféizar de la ventana también suelen recibir un ligero descenso de la temperatura, incluso en un día gris. Hasta las plantas que crecen bajo las luces de cultivo en un sótano alejado de la luz natural suelen beneficiarse de un descenso de la temperatura cuando se apagan las luces por la noche.
Por eso, la mayoría de las phalaenopsis se benefician de forma natural de noches ligeramente más frescas y no tienes que mover un dedo para dárselas… Y esta bajada suele ser suficiente para estimular la floración.
Dicho esto, si tu phalaenopsis está creciendo vigorosamente, pero sigue sin florecer, puede valer la pena tratar de encontrar un lugar para ella donde la temperatura nocturna baje 5°C. Al fin y al cabo, tu phalaenopsis puede ser un poco rebelde y estar menos adaptada a las condiciones modernas.
