
He aquí un sencillo proyecto para mantener a tus hijos o nietos ocupados en un día de lluvia. ¡Puedes cambiar el color de las flores! Y al mismo tiempo aprenderán un poco de botánica.
Todo lo que necesitas es:
- flores blancas o pálidas recién cortadas
- unas cuantas copas,
- agua,
- tijeras,
- una cuchara,
- colorante alimentario.
(Ten en cuenta que los colorantes alimentarios no son tóxicos para las plantas, pero la mayoría de los tintes sí lo son).
La elección de las flores es tuya: margaritas, claveles, cosmos, tulipanes, crisantemos, lirios, rosas, etc. Utiliza lo que tengas disponible en tu jardín, ya que casi cualquier flor te servirá.
Sin embargo, deben ser blancas o de color claro; el efecto de los tintes no será tan evidente en las flores de color más oscuro.
Evita también las flores viejas o descoloridas: las flores recién florecidas son los mejores objetivos.
Cambiar el color de las flores Paso a paso

1 – Recoge flores frescas del jardín.
2 – Quítales las hojas inferiores (las que estarán bajo el agua).
3 – Llena los vasos hasta tres cuartas partes con agua tibia.
4 – Añade unas 20-30 gotas de colorante alimentario (los niños pueden elegir el color) al agua y remueve.
5 – Introduce el tallo de la flor en el vaso y luego vuelve a cortar el extremo del tallo bajo el agua (al volver a cortar bajo el agua se garantiza que el agua coloreada entre en el tallo cortado y no en las burbujas de aire).
6 – Retira el pequeño trozo de tallo que flota en el agua después de este corte.
7 – Repite la operación con otros colores. Los niños también pueden mezclar colorantes alimentarios para crear sus propios tonos.
8 – Vuelve dentro de unas horas para ver si hay alguna diferencia. Y luego otra vez dentro de unas horas. En algunas flores, el color puede tardar hasta 24 horas en cambiar por completo.
Al final del proyecto, los niños habrán convertido las flores blancas en diferentes tonos. Ahora enséñales a utilizarlas para crear un bonito ramo de flores, quizá para regalar.
¿Cómo funciona?
Lo que expliques a los niños dependerá de su edad -y de su interés científico-, pero aquí tienes una aclaración adecuada para niños a partir de 12 años que podrías simplificar si fuera necesario.

Las flores pierden agua por transpiración: sus estomas (poros) abiertos permiten que el agua se evapore (desaparezca en el aire). Para compensar, absorben más agua. El agua coloreada del vaso subirá por el tallo a través de unos tubos diminutos llamados xilema. Asciende por el xilema debido a la cohesión: las moléculas de agua se atraen entre sí y ascienden por el tallo, a pesar de que la gravedad tira hacia abajo, llevando el colorante a las flores. Esto se llama acción capilar.
Es un poco como chupar una pajita o sorbete, que extrae agua de un vaso a la boca, salvo que es la evaporación de la flor de arriba la que hace la «succión».
Cuando el agua se devuelve a la flor, se evapora, pero el tinte no, lo que cambia el color de la flor.
¿Las flores también absorben el tinte a través de sus raíces?
Esta es una pregunta que probablemente te hagan los niños. ¡Así que tienes que tener una respuesta en mente!

Puedes explicar que las plantas normalmente absorben agua y nutrientes a través de sus raíces, pero que éstas también actúan como filtros para evitar que absorban toxinas. Esta función de barrera defensiva hace que las raíces sólo tomen lo que las plantas necesitan para crecer. Esto significa que poca o ninguna parte del tinte (aunque no sea tóxico) pasará a través de las raíces filtrantes y, por tanto, las flores no cambiarán de color.
El tallo de una flor cortada, en cambio, no está diseñado para filtrar, por lo que no hay nada que impida que el tinte suba.
Puedes hacer un segundo experimento si quieres, regando las plantas de flores blancas o pálidas con agua coloreada… ¡pero existe el riesgo de que los niños dañen las raíces al regar en exceso!
