Sin lugar a dudas, llevamos transitando uno de los años más atípicos que ni en nuestras más locas fantasías podíamos imaginar. Un virus que se ha ensañado con el mundo entero, que ha puesto en jaque a los sistemas de salud más avanzados y que nos ha hecho vivir la soledad de una forma extraña y novedosa, a la que creo, casi nadie, estaba acostumbrado.
Por suerte transitamos el siglo XXI y disponemos de una herramienta que nos ha permitido caminar a través del confinamiento menos solos: Internet.
Y eso, sumado a las empresas que tienen presencia online, nos hemos podido “abrazar” con quienes amamos y no podíamos ver en persona.
Hubo hace días un dato que llamo mucho mi atención y, por ende, me motivo a escribir esta nota y compartirla con todos ustedes: uno de los rubros (fuera del ámbito médico y alimenticio) que más se utilizó en España durante ese período de confinamiento a causa del COVID-19 fue el de las floristerías. Algunas empresas (como TeleRosa, entre otras) sextuplicaron sus pedidos online de flores y llenaron de color e ilusión cientos de casas y personas: madres, abuelos, parejas…
Sin lugar a dudas, la ventaja de poder comprar flores por internet nos permitió demostrar nuestro amor y achicar las distancias y la sensación de sentirnos solos y de alguna forma, abandonados, sobre todo considerando que en esos meses se celebró tanto el Día de las Madres como San Jordi.
Pero los envíos florales no se limitaron a esas fechas especiales en particular, durante todo el confinamiento declarado a causa de la pandemia, las flores viajaron de aquí para allá por toda España, ocupando un lugar privilegiado entre tanto miedo e incertidumbre que estábamos experimentando.
Ya sabemos que las flores tienen “esa magia maravillosa” que hace que de repente sonriamos, aun en nuestros peores días, que nos sintamos queridos y extrañados, valorados y agradecidos.
¿Quién no ha experimentado esas sensaciones al recibir un ramo de flores? Sobre todo, cuando lo recibimos de repente, sin que haya un motivo especial, así, de la nada, simplemente porque quieren hacernos sentir que piensan en nosotros, que somos importantes. Y no importa el tamaño del ramo, el tipo u el color, las flores (por más sencillas que sean) siempre logran sus objetivos cuando de demostrar el amor se trata.
Han sido unos duros y extremadamente largos meses que nos han obligado (y espero que así sea) a revalorar las cosas que son realmente importantes: la libertad de desplazarnos, el contacto físico a todo nivel, el estar sanos y seguramente otras cosas que cada uno a nivel personal habrá podido considerar y valorar.
Lamentablemente, si bien aquí en España no estamos confinados en la actualidad, el virus no se ha ido y deberemos convivir con él un tiempo más por eso es importante que no perdamos de vista las cosas que realmente importan.
Así que, si aún no lo has hecho, ¿¡A qué esperas!? ¡Envía un ramo de flores! Seguro hay una persona especial por allí que necesita sentir tu amor.